martes, 11 de agosto de 2020

LA VIDA ES

La vida es una fiesta continua. Una continua siesta. Una supuesta rutina. Una rutina impuesta. La vida es un colofón final. Un final con afición. Un sendero con dolor. Un dolor con sumisión. La vida es una guerra dramática. Una dramática gamberra. Una perra emblemática. Una emblemática que yerra. Es una apasionada propuesta. Una propuesta desafinada. Una atinada siniestra. Una siniestra que escama. La vida es una injusticia revuelta. Una revuelta de caricia. Una pericia tropezada. Una torpeza con presbicia. Es una simpatía inherente. Una hiriente apatía. Un amarse constante. Una desternillante armonía. La vida es un irregular camino. Un destino que formar. Una forma de cretino. Un bizantino singular. La vida es un inicio descalabrado. Un apalabrado final. Un vital feto. Un reto sin rival. Es un amor constante. Una incesante bondad. Una ansiedad titubeante y una rampante oportunidad.

martes, 28 de julio de 2020

ESTE ESPACIO ES PARA TI

Este espacio es para ti. Que siempre te escurres adoctrinada y maloliente. Porque no eres otra cosa que nuestra tarea pendiente. Descuidada. Emborronada. Haraposa. Crisálida a la que no se le permite ser mariposa. Pupa criogenizada en estulta negación. Este espacio es para ti. Tómalo. Trata de agarrarlo. Conecta la necesidad. Explota ya no en silencio. Que si no consigues lograr el sitio todo lo que pienso, lo sentencio. Es para ti. Que no sabemos manejarte con soltura. Que nos cuesta verte, disfrutarte y traficar con tu hermosura. Yo quiero concederte el sitio hoy. Para que abras tus mierdas al mundo en directo. Para que tomes el sitio en tu acto más insurrecto. Que ya sé que no sabes. Pero por eso te lo doy. Tú sal ahí y simplemente estate y si ves que te desmoronas, pues voy. Que es tan poco habitual verte que encontrarte en mí parece cosa de suerte. Que permitir que asomes es tarea de legiones. Con el poco ruido que generas. Con los pocos dioses que veneras. Con el hilillo de voz al que perteneces. Agárrate fuerte y sal al escenario todas las veces. Este espacio es para ti. De todo corazón. De toda pureza. Absolutamente consciente de que concedértelo es una verdadera rareza. Este espacio es para ti, fragilidad. Porque dártelo nos terminará trayendo estabilidad.

sábado, 6 de junio de 2020

SARCASMOS CON ORGASMO

Quiero orgasmo sin sarcasmo o quizás sarcasmos con orgasmo. Ni lo sé. Pero me barrunta el quiasmo.  Lo mismo pero lo contrario nacido de un fuerte espasmo. Veo las virtudes fingidas allá y al mirar hacia acá me nace el cleuasmo. Malditos sean los laberintos no resueltos que al final necesito escribir y plasmo. ¿Dónde se escurre la virtud? ¿Dónde se enraíza el entusiasmo? ¿Podría alguien, en plena ineptitud, alejarse sistemáticamente de su virtud como siguiendo una inercia aprendida que casi se ha tornado en esclavitud? Quiero orgasmo sin sarcasmo o quizás sarcasmos con orgasmo. Ni lo sé. Pero quiero algo, y a poder ser, antes de que me de un pasmo


sábado, 16 de mayo de 2020

PATRAÑA

Patraña. Nuestra sociedad tiene una enfermedad y se llama patraña. Importa opinar. Importa distorsionar. Importa manipular pero no importan las mentiras que se difunden como arañas. Da igual si lo que dices daña. Da igual si lo que dices engaña. Lo que importa es retorcer y  meter cizaña. Lo que importa es hacer campaña. Y todo esto desde tiempos de maricastaña. Que no es nuevo lo de jugar a la pipirigaña. Pellizcos incesantes con decisión pero sin maña. Gentuza tacaña que regatea sin descanso invitando cada segundo a la sosaña. Continuamente exponiendo sus puntos de vista y opiniones desde la certeza que en realidad es cucaña. Que cada mentira que consiguen colar la puntúan como hazaña. Yo no quiero gente de esa calaña. Que se ensaña. Que son cañones con defecto en la fundición en su alma. Magaña descontrolada. Con ojos llenos de bagaña, pitaña y legaña que cada puñetero punto de vista empaña. Que cuando controla al rebaño, rebaña. Gente que politiza el dolor y se queja de eso mismo mientras con piel de cordero muerde cual piraña. Pues que se burlen de otra porque a mí me tienen ya huraña y con migraña. A ver quién es el guapo o la guapa que viene y me regaña porque no le gusta cómo este texto escaña. Que no me trago la artimaña. Que sólo te pueden manipular si tienes de vecina a la musaraña.  Aunque cierto es que fácil es dejarse llevar por tamaña maraña. Pues son hábiles usando la guadaña mientras hacen parecer un remanso de paz en plena montaña. Cuidado con la alimaña que cuida de hoteles y en los jacuzzis se baña. Me resulta extraña su telaraña.  No me gusta que siendo lo importante el bienestar de la sociedad haya quien siga actuando de manera tan carraña y lo haga queriendo meter todo bajo una bandera a la que encima llama España.












viernes, 17 de abril de 2020

REFRANERO INVERTIDO

Vivimos un momento invertido. Un momento en donde al pan se le llama vino y al vino se le llama pan y la chita no se calla en el hemiciclo y todo ello queda impune y da igual. Un momento en el que incluso sin darlas, hay que tomarlas. Es lo que toca: a vivir que son quince días (más). Donde las cosas están claras y los políticos espesos. Un momento sentimental donde los ojos que no ven, inevitablemente sienten y donde los amores van a tener que ser a tercera vista . Donde, incluso despidiéndose, hay mucha oveja sin su pareja. Un momento comunicativo donde al buen entendedor le hacen falta muchas más palabras y donde estamos obligados a intentar encontrar la cabeza mientras cada librillo encuentra su maestrillo. Un momento heróico donde lo que se echa por la ventana son aplausos, donde necesitamos que a la primera vaya la vencida. Donde cuidando es lo gerundio. Donde no colaborando es lo homicida. Donde no hay que colgarse medallas sino mascarillas para poder cortar pronto por lo insano. Un momento donde las ayudas deben caer en saco remendado y donde hacerle la cama a alguien significa cuidarle. Es un momento invertido, de invertir. Donde las cosas no son de recibo porque éstos no se pueden ni hacer, donde los humanos tiran a los montes porque las verdades tan grandes como una casa se nos quedan pequeñas o errantes. Donde no arrimar el hombro es trabajar. Cada uno en su casa y la incertidumbre en la de todos. Un momento harinado donde nadie está más bueno que el pan que con gusto hacemos. Donde todos los hornos están para bollos y donde las marmotas tienen el día de los humanos. Uno tras otro. Donde uno es compañía y dos son multitud. Un momento invertido en el que estamos para que nos desencierren. Donde subirse por las paredes es pasear. Donde estamos enfermos de espanto. El que no quiere es porque no se consuela. Donde el hombre precavido vale por 3,2 menos contagiados. Donde manta sí, pero carretera poca y donde pasarse tres pueblos sería viajar y estar como loca. Vivimos un momento caldoso en donde el tiempo se encuentra. Donde puede que ocurra que algún día a rey muerto no haya rey puesto. Donde las picas se ponen en los hospitales y en las residencias de ancianos. Un momento separador en el que tenemos la lágrima difícil y atadas las manos. Y es que nos la jugamos todo a muchas cartas. Un momento ocioso donde se cantan las cuarenta por las ventanas. Un momento desastroso donde hay a quien se le debería de caer el perro de vergüenza. Donde hasta Vicente tiene prohibido ir a donde va la gente. Un momento de empuje donde es el trabajo duro lo que mueve montañas y donde lo que no puede ser, no puede ser, pero será posible. Porque vivimos un momento de refranero invertido donde hay uno que no debe cambia: la unión hace la fuerza

martes, 7 de abril de 2020

HÉROES

Son las 7:30 de la mañana. Miro mis manos que reposan aparentemente calmadas sobre la mesa. Me recuerda a una mesa de roble macizo que construí yo misma. Esa que ahora observo. Acaricio ligeramente una de sus vetas. Quizás la madera sufrió, pienso. Quizás esa marca sólo fueran sus fibras creciendo. Me centro en mi mano derecha. A lo mejor lo hago por ser diestra. Por inercia. Porque siempre le doy el lugar a lo que me resulta más habitual. Quizás todo el mundo lo haga. Son inercias. Costumbres que desde hace algún tiempo, sin saber explicar muy bien por qué, se me atraviesan como punzones enormes en mis convicciones. A lo mejor debería centrarme en la izquierda, me digo. Quizás tenga más que descubrir de ella de lo que jamás imaginé. Desvío mis ojos, con cautela pero decidida hacia mi mano izquierda. La observo. Reconozco el tono de piel. Es el mío. Pienso en todas las tonalidades que habrá en el mundo. Pienso incluso en las variaciones que habrá en mi propio cuerpo. Color carne, diría. A lo mejor somos torpes al necesitar matizar más. Carne. Y punto. Ojalá, pienso. Pero en la historia de la humanidad la carne siempre ha sido de todo, menos sólo carne. Como yo. Inercias estúpidas. Mi mano reposa aparentemente tranquila sobre la mesa. Es una mano. Como tantas otras, solo que ésta es la mía. Observo los cinco dedos. Y sus uñas, con su reborde blanco más o menos redondeado. Recuerdo habérmelas mordido durante mucho tiempo. Ahora ya no necesito hacerme desaparecer. He de concentrarme en crear, no en destruir. Observo el cuarto dedo. El anular. Se llama así sólo porque es donde se supone que tengo que llevar un anillo. Un anillo que no quiero y que, incluso sin llevarlo, me pesa. Sobre todo ahora que hemos roto. Teníamos un futuro por delante, un futuro que he desechado por propenso. Por temido. Por aparatoso. Futuro. Palabra incierta. Estoy bien. Sé que estoy bien cuando consigo estar bien ante la incertidumbre. Francamente, el ahora no tiene otra verdad que esa. Dedo. Palabra que deriva de otra del latín que ni recuerdo, no sé por qué siempre me empeño en recordar, y que además del apéndice de una extremidad es también una medida de longitud que equivale a dieciocho milímetros. Yo sonrío. Ridículo. Los míos son más largos. He tenido suerte. Mi mano tiene cinco hermosos dedos. Me fijo en las arrugas de cada uno de ellos. Son muchas. ¿Y si empezamos a envejecer por las manos? Recuerdo las de mi abuela. Eran ásperas y muy arrugadas. Solía tratar de imaginar cómo habían llegado a ser así o si era algo que había ocurrido de repente. Había tenido siete hijos. Ahora que lo pienso, arrugarse es lo mínimo que aquellas manos pudieron hacer tras tanto trabajar. Mi abuela tenía un don. Un don y una pensión ridícula. ¿Y si el trabajo es mucho más que sólo cotizar? Solía pensar que las máquinas que suplieron a mi abuelo en la fábrica, cotizaban. Al crecer me explicaron que no era así. También me explicaron que todo debía estar bien y que nada tenía que doler y que si lo hacía, como evidentemente era el caso, lo debía ocultar. Todo bien. Menuda estupidez más amarga. Sigo las venas de mis dedos como carreteras por el dorso de mi mano. Es un dorso estrecho, huesudo, aparentemente frágil. Quizás sean arterias lo que veo. Sangre roja si es oxigenada. Sangre azul si es monárquica o desoxigenada, aprendí. Repentinamente siento un fuerte ímpetu republicano. ¿Y si todos los sistemas fallan? ¿Y si falta oxígeno? ¿y si falta sangre? Sangre mezclada, quiero decir. Mi muñeca es extremadamente estrecha. Ahora que le presto atención me sorprende pensar en la cantidad de esfuerzo que ya ha sacado adelante. Parece de cristal de bohemia. Como las copas que celosamente guarda la familia para las ocasiones especiales. No tengo claro dónde está Bohemia pero tengo claro que aquél último viernes era una ocasión especial aunque aún no lo supiéramos. Mi antebrazo es escueto. Tan sólo lo adornan dos tímidos lunares. Tengo que revisarlos. Cuando todo esto pase, tengo que revisarlos. Subo hasta el codo. Me resulta especialmente picudo y útil mientras alcanzo, gracias a él, a rascar suavemente parte de mi lomo derecho. Me duele un poco. Estoy cansada. Cuando todo esto acabe, descansaré. Recupero la mirada sobre mi brazo alcanzando el hombro. Curvado, definido, fibroso, agotado. Aquellos recortes. Aquellos malditos recortes. Le doy un trago más al café. Miro mi brazo que reposa aparentemente calmado sobre la mesa. Las 7:45. He de salir ya, hoy mi turno es de mañanas. Pienso en cómo habrán pasado mis compañeras la noche. Espero que les llegara la energía. Sienta bien sentir energía. De pequeña aprendí que la energía ni se crea ni se destruye, que sólo se transforma. Menuda gilipollez. El que afirmó aquello sería un erudito pero no estuvo ni un sólo día a las ocho de la tarde asomado a una ventana aplaudiéndole al sacrificio y la esperanza.


sábado, 25 de mayo de 2019

INSOMNIO

Querer dormir. Pero cada vez que cierras los ojos sentirte despertar. Sola en la penumbra de pensamientos nublados. Sola, despierta y con los ojos cerrados. Que lo difícil no es estar bien si no estar. Aquí. Ahora. Despierta y deseando dormir. Meciendo los dolores que suben por un brazo para bajar por el otro atravesando dura y certeramente el corazón roto. Lleno de dolores y calambres que furtivamente se ríen de verte intentar dormir. Saben que despierta funcionas peor. Saben, que si insisten, te llegarán a herir. Querer dormir. Aunque sea un rato corto. Incluso con los ojos abiertos si fuera lo único que te permite ese dichoso cuarto. Pero dormir. Cinco minutos, o media hora. No  importa cuánto, pero ahora. Dormir. Que los dolores toman el lugar de cada entraña reblandecida. Querer. Doler. Dormir. Unidos en una única cuerda que parece no tener sentido preciso pero sí direccionalidad. Dos opciones. Dos extremos. Seguir o parar. Dormir o despertar. Sin sentido. Con el temblor dominando tus manos y pidiéndote serenidad. Estar bien. Pero simplemente querer dormir. Dormir para despertar. Querer despertar.

jueves, 7 de marzo de 2019

SOY MUJER

Soy mujer. Y aún importa en qué forma, en qué diversidad o en qué situación. Y por eso grito de nuevo: ¡soy mujer! Y salgo a la manifestación. Pues se creen que nuestro mundo ya está sin limitación. Y algunos insisten en echar dudas sobre mi fuerza, y yo insisto en caminar aunque al principio...me tuerza. Y además no lo hago sola, si no que puedo junto a más gente gritar que soy mujer y hoy lo vengo a recordar. Que creo en un imaginario nuevo. Que creo en la diversidad, en el cambio en la educación. Que creo en el respeto y en el cambio de dirección. Que soy persona que busca libertad para sentir como siento, para que nos sintamos en igualdad. Y no de forma, intensidad o modo, si no en auténtica diversidad. Con lo bueno, lo malo y lo regular. Que quiero despertares fortuitos a los que una mirada cómplice te puede llevar. Que quiero reflexiones valientes que ayuden a todo cuestionar. Dando por hecho que somos seres en crecimiento. Dando por hecho que seguir aprendiendo sigue siendo el más fuerte de nuestros cimientos. Como mujer, como humana, como persona. Sigamos tejiendo con esta fuerza ropajes imprescindibles para que nuestro potencial, finalmente, se ejerza. 

viernes, 22 de febrero de 2019

¡JAQUE MATE!

En medio del disparate. Ahí reímos a carcajada. Reír o morir. Que no reírse implica necesariamente mirar de frente el desastre. Preferimos reír. Sublimar con desplante. Cobijar el aguante en medio de suculentas bromas servidas por un tunante que a veces, tan sólo es un principiante. ¿Y si es verdad que entre broma y broma la verdad asoma? ¿Y si reímos para sobrevivir? ¿Y si la risa esconde el miedo de manera escandalosa? Un miedo tontorrón de esos que pasan de soslayo y parecen desaparecer más rápidos que un rayo. Tontorrón pero importante. Importante porque aparece fugaz para luego esconderse en medio del disparate. Locos, cuerdos y la fina línea que entre ellos hay. Ese es el debate. Reírse o derrotarse. Enloquecer o acuerdarse. ¡Ay!  Quizás puedan convivir en más de un instante. Entre risa y carcajada, siendo esta última la primera pero desternillada. Quizás nos riamos de la locura pues sólo humorizamos lo que tememos. Quizás nos riamos, y a eso le llamemos cordura. En medio del disparate y del desaliento. En medio del desmoronarse y no dejarse llevar por el viento.  ¿Y si reímos para aguantar? ¿Y si riendo despertamos? Del disparate de reír. De morir. De enloquecer o de acuerdarse. ¿Y si riendo estamos? Como recién enfundados en un traje. Limpio, a medida y sin ultraje. Seguros, confiados y distanciados del conflicto. Superiores y con el ánimo aparentemente invicto. En medio del desastre. En medio del disparate y antes de que el miedo nos afrente y nos grite ¡jaque mate!

sábado, 9 de febrero de 2019

AVATARES

Y asoman feroces los colmillos, siempre escondidos tras la estela de un avatar. Que opinar cara a cara es la fuerza que poca gente consigue alcanzar. Insultar. Desprestigiar. Opinar. Silenciar. Cuando las redes sociales sirven sólo para poder demostrar que opinamos distinto y no lo sabemos tolerar. Hambrientos de conflicto, carentes de escuchar. Llenando de paja los ojos de los otros mientras se desborda de vigas cada discurso que virtualmente alcanzamos a dar. No importa la noticia. No importa la circunstancia. Ni siquiera importa el opinar. Lo importante es atacar sin ser reconocido. Como anhelando el poder de ser escuchado. Como maltratando las relaciones sociales sólo por hundimiento de la autoestima del descerebrado. Que aprovecha la careta del avatar. Que disfruta de la ranura de quien le viene anónimamente a apoyar. Y poco importa que el discurso esté descuartizado. Seccionado. Enturbiado. Manipulado. Lo que importa es atacar. Con reproches disfuncionales. Con letras llenas de rabia a raudales. ¿Fomentan la unión las redes? ¿Fomentan la separación? Quizás seamos nosotros, no pudiendo manejar la posibilidad de comunicación. Hablarse claro sin faltar. Opinar diferente sin ahorcar. Mientras miles de pequeñas hogueras incendian dañinamente publicaciones pues a día de hoy más fácil que quemar un libro lo es twittear. Y quedarse tan pancho con el bofetón virtual y desinformado dado. Que hasta el más hiriente y loco tiene hoy a su sancho al lado. Legitimando el verborrear. Apoyando la necedad. Quizás mejor reflexionar. Informarnos y después opinar. Resolver la rabia no resuelta y dejar de revolver  la labia no revuelta. Y todo por un avatar. Al que le asoman feroces los colmillos por no pararse a pensar.

domingo, 6 de enero de 2019

INERCIA O INCERTIDUMBRE

Inercia. El agua que por el río fluye. La rueda que sigue girando. El columpio que se sigue balanceando. El amor que se sigue acostumbrando ¿Inercia o podredumbre? El trabajo que se sigue repitiendo. El lagarto que se sigue arrastrando. El molino que sigue trabajando ¿Inercia, podredumbre o pesadumbre?  El corazón que sigue palpitando. El ojo que sigue pestañeando. La nieve que sigue crujiendo. El avestruz que se sigue ocultando ¿Inercia, podredumbre, pesadumbre o servidumbre? El pensamiento que se sigue atascando. La emoción que se sigue endiosando. La angustia que sigue conquistando. La calma que sigue conteniendo ¿Inercia, podredumbre, pesadumbre, servidumbre o costumbre? El rey que se sigue coronando. El infiel que se sigue escapando. El ladrón que se sigue ocultando. El infractor que se sigue fustigando ¿Inercia, podredumbre, pesadumbre, servidumbre, costumbre o fustumbre? El pelo que sigue molestando. El ruido que se sigue repitiendo. El semáforo que se sigue enrojeciendo. La gota que sigue mojando ¿Inercia, podredumbre, pesadumbre, servidumbre, costumbre, fustumbre o certidumbre? El cambio que se sigue asustando. La decisión que se sigue escondiendo. El telón que sigue subiendo. El candado que sigue cerrando ¿Inercia, podredumbre, pesadumbre, servidumbre, costumbre, fustumbre, certidumbre o soledumbre? La manifestación que sigue reivindicando. El árbol que sigue siendo bosque. La bandera que sigue separando. La muerte que sigue intimidando ¿Inercia, podredumbre, pesadumbre, servidumbre, costumbre, fustumbre, certidumbre, soledumbre o muchedumbre? Decidme, por favor ¿Inercia o incertidumbre?


domingo, 29 de julio de 2018

PALPITANDO Y PENSANDO

Palpitando. Con la mente volando sin remordimiento y con libertad. Como no estando donde ya estás, como quedándote donde jamás irás. Divina tentación y divina armadura que alimentan cada canción y aportan cierta  cordura. 
Pensando. Con el corazón caminando sin remordimiento y con libertad. Como no querer lo que ya quieres, como queriendo lo que jamás querrás. Divina indiscreción y divina dulzura que componen cada socavón  y aportan cierta amargura. 
Pensando en palpitar y palpitando al pensar. Con la mente y el corazón sin remordimiento y con libertad. Como equilibrando lo desequilibrado, como tropezando para equilibrar. Divinos pensamientos y divino palpitar que alimentan todos los momentos y al final te invitan a estar.

miércoles, 13 de junio de 2018

CUENTOS MÍNIMOS

- Miró a la izquierda. Uno, dos tres, cuatro. Miró apresuradamente a la derecha. Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Recuperó su atención hacia el lado izquierdo e insistió. Uno, dos, tres, cuatro. Estaba angustiado. Había perdido un dedo. Y es que no había nada más imprudente que un mago torpe tratando de robarle la nariz a un niño inteligente

- Cada vez que se sólo se quejaba la niña que llevaba dentro se crecía endiosada. Sin embargo cuando se enfadaba, la adulta que conseguía salir fuera, la callaba con armónica palabrería


- El ministro de cultura dimitió pues tenía miedo de que la gente se sintiera defraudada como años antes lo había hecho, por torpeza,  a Hacienda. Y quizás lo importante de aquél momento no era tanto el fraude, ni siquiera el posterior linchamiento... si no que lo importante es que había producido, sorprendentemente, un nuevo movimiento

- 1+1 son 5, siempre que el embarazo sea de trillizos

- Daba vueltas sin parar y sentía que le iba a estallar la cabeza. No entendía lo que pasaba con certeza. Tan sólo sabía que se sentía cada vez más punzante...pero hasta que no acabaran de sacarle punta, sería un lápiz de lo más espeluznante

- Algunos sabios decidieron callarse pero fue tan sólo para que algunos falsos dioses pudieran pronunciarse

- Los dichos abrieron paso a los hechos pero cada vez que alguien intentaba hacer algo, sin antes haberlo dicho,  se encontraba inevitablemente ante un temible trecho. Y por dudas, excusas o afirmaciones, la mayoría de cosas terminaban muriendo en el horrible saco de lo "no hecho"

- Ahora que me doy cuenta, llevo tiempo sin prestarte atención. No es que no supiera prestártela es que estaba ocupado utilizando el foco para mi propio embelesamiento - le dijo el narcisismo a la inseguridad el 12 de junio del primer día de entendimiento

- Tanta gente que espera en mí como si fueran un cactús que sólo cambiando la tilde podríais entender que soy una parada de autobús


 

lunes, 11 de junio de 2018

DESMONTARSE

A veces no todo es amor y destreza. A veces uno se revuelve y defiende con entusiasmo lo que tiene entre ceja y ceja. A veces tiene una baraja y otras la pierde por compleja. Que no siempre todo es amor bajo un cielo estrellado. Que no todos los amores se llenan y viven desde el mismo lado. Que no todos los cielos han de ser constantemente nublados. De la incomprensión nace la abrumadora sensación de encontrarse solo, de las palabras la justificación para perpetuar incesantemente todo. Que uno crece sólo cuando está preparado, que uno crece sólo cuando se ha enfrentado. Desamor. Desamor y soledad. Desamor y terquedad. Porque a veces no todo es amor y destreza. A veces a uno le inunda la pereza y se pierde enterita por no conseguir desmontarse pieza a pieza

martes, 26 de julio de 2016

SI // NO

No. Como primera palabra que nace como recurso al sí que no podemos tolerar. Si. Como primera palabra que nace al afinamiento de personalidad que somos incapaces de establecer con un no. No, con un si detrás. Si, con un no detrás. Quizás cada uno tenga la culpa del otro. Quizás sean culpables solo de ellos mismos. Que no digo que no tengan que tener lugar. Digo, tan sólo, que el lugar que ocupan el si y el no es complicado.  Y lo es, porque a veces los guía la razón y otras el remordimiento. A veces brincan desde el temor y otras desde el atrevimiento. Sí es tan verdad como no siempre que no quieras admitir algo. Pero lo que es peor: no también es tan verdad como sí siempre que no quieras admitir algo. Qué extraño y complicado entenderse en medio de tanta verdad a medias. Tanta dualidad emocional y racional. Tanto diccionario y palabras mal usadas. Quien pretenda entenderse que eche primero un vistazo a algo tan sencillo como un si o un no. Qué complejo mundo albergan. Qué retorcidos sentimientos entremezclan. Que uno se pone a mirar y en algo tan pequeño nace toda una identidad. De querer ser, de conseguir ser sin importar la edad. De ser querido, de no tolerar serlo. Quizás por la fuerza de los noes anteriores. Quizás por darle demasiado si a los rencores. Que el drama ocupa un escalón cada vez que te haces el loco colocando el no en el si y a la inversa. Que temer es de cobardes si las palabras están mal puestas. Que vivir es estar muriendo si las emociones te llevas a cuestas.  Que sí, que seguro que sois conscientes de usar sin remordimientos el si y el no en vuestras vidas. De manera ágil, libre alegre...y superviviente. Que felicidades si los usais con certeza. Que no, que no tiene por qué tener sentido esta duda en dos palabras. Que felicidades si de repente os dais cuenta Si, ya me callo. No, no para siempre. ¿Sí? ¿No? A saber...

miércoles, 13 de abril de 2016

CUENTOS MÍNIMOS VI


- Se sentó al borde del precipicio con las piernas colgando dramáticamente. Quería saltar y acabar con todo. Algo en su emoción consiguió sostenerlo en el último momento dándole así la posibilidad de empezar a respirar

- La hoguera, ansiosa, continuó devorando todos los apuntes de aquel curso. Los de matemáticas le resultaban especialmente sabrosos y con los de química creaba un humo apestoso. Pocos alumnos sabían que los de filosofía, en el fondo, jamás llegaban a arder

- Por cada uno que aceptéis os dejo que me deis otro- dijo sonriente ¿Dónde está la trampa?- respondió inquieto el pueblo. En algo tan insignificante como nuestra humanidad- respondió soberbio el gobierno

- Había una vez un banco que no dominaba nada, que no decidía nada y que no tenía ningún tipo de interés...Sólo deseaba seguir años en aquel parque viendo a la gente pasear

- ¿cari, estoy gorda? -preguntó estúpidamente el 2% de la población sana mientras el resto deseaba poder serlo

- Y tras un largo año la tinta, agotada, se sintió orgullosa de la novela en la que había participado como protagonista

- Y sin mediar palabra, ella se volvió a bajar la falda y él se subió el pantalón. Y ambos, cada uno en su aseo, tiraron de la bomba

- Se colocó al borde de la rampa. Estaba húmeda. Eso le haría deslizarse mejor. Tomó impulso, sonrió, y se lanzó por ella a carcajada limpia hasta que una enorme mano se acercó a ella y de una suave caricia la borró de aquella mejilla.

- ¡Tú no te preocupes! - le dijo la mujer angustiada al hombre angustiado mientras a ninguno se le ocurría mejor manera de manejar la angustia

- Y tras recibir su primer beso de amor verdadero, la directora de la fábrica de palabras mandó a la imprenta una nueva: Más

- En aquella misteriosa realidad, aparecían papeles en panamá, papeles en Bárcenas, papeles en Andorra, ¡papeles por todos lados! y misteriosamente, nadie acababa empapelado

- ¡No estás sola! le dijo reverberante el eco al grito que ella acababa de dar para convencerse

- Y colorín colorado este cuento se ha acabado, mientras decía, y lo cerró, había una vez una chica que leía un cuento: dijo, la chica del espejo

- Tenían los pies congelados, pues llevaban horas caminando descalzos sobre la nieve. Si no llega a ser por la escritora que colocó una estufa en medio de aquella nevada montaña, se los habrían tenido que amputar

- Durante años, ella tintineaba cuando le tenía cerca. Él poco a poco se dio cuenta y comenzó a ronronear meloso cuando la rozaba. Y así fue como mi gato y mi lámpara, pasados cinco años de convivencia, se enamoraron para siempre

lunes, 22 de febrero de 2016

CUENTOS MÍNIMOS V



- Subió la mirada tímidamente mientras el hombre de su vida le miraba por primera vez. En aquel momento, ninguno de los dos pensó que la relación se volvería real, y sólo por eso, se enamoraron

- Su amor fue tan revolucionario que el Che les vio pasar y sintió envidia

- Había una vez un certificado de nacimiento que lo único que hacía era dar fe de algo tan poco burocrático como haber nacido

- Amor, esa es la clave, dijo el informático que jamás había tenido pareja. Y en cuanto la introdujo, todos sus sistemas se volvieron operativos

- El hombre del sombrero se les acercó y les contó un secreto tan dramático que nadie consiguió comprender cuánto había de secreto y cuánto de confesión

- ¿Y si fue concebida con pecado? Le dijo asustada la paloma al espíritu santo mientras ambas, hechas una, miraban fijamente al cura que, convencido, absolvía a aquella vecina adúltera

- Pretendo llegar al fondo de todo esto-  dijo el agricultor escudriñando el oscuro pozo

- El niño, ambicioso, corrió a comprar otro sobre con cromos. Sólo le faltaba el infinito para terminar con la colección de opiniones del mundo

- De todas las terapias del mundo, la única que consiguió alejarle mínimamente del sufrimiento fue la que menos pinta tenía de ello

- ¡No aguanto a este hombre! - pensó la pata del banco aquél soleado domingo en el parque al que a él le gustaba ir a leer

- Y dando fe de que lo que ocurría ante él era cierto, el notario se planteó si existían los universos paralelos en aquel espacio tiempo

- Y mirándole fijamente le preguntaron: ¿Está seguro de lo que está diciendo? –  Seguro, seguro -contestó el candado

- Abstracto, el pensamiento decidió acabar con su vida, y mientras ataba la soga a su cuello, la palabra amor se acercó a arroparle

- Metió la llave con cautela en la cerradura. La giró suavemente en el bombín y,  sorprendido, empujó la puerta consiguiendo abrirla unos pocos centímetros sin que saltara la alarma. Era tarde y los dueños volverían pronto. Nada le hizo sospechar a aquél ladrón con alzheimer que estaba llegando a casa.

- Alborotados, se desperdigaron por la sala mareando a todos los asistentes. Eran unos microcuentos muy juguetones

domingo, 21 de febrero de 2016

COMPLICIDAD

Tic-tac, tic-tac. Sonaban sus pulsaciones. Como las del Lombard que, ante ella, parecía tener la conciencia tranquila y saberse en equilibrio. Tic-tac, tic-tac insistía desenfadado el reloj. Un reloj de ébano tallado con asombrosa precisión hacía ya muchos años en una pequeña localidad de Gabón. Sus relieves eran asombrosos, una verdadera obra maestra de la ebanistería. Su autor había muerto en un fuego cruzado del que no tenía ninguna culpa, o al menos eso le contaron a sus hijos. Siempre es menos doloroso masticar una muy bien envuelta mentira que asomarse al abismo de procesar la verdad.  Lo cierto era que había aprendido el oficio de su abuelo siendo muy pequeño y en cuanto fue un poco más mayor, lo utilizó con preciosa devoción como tapadera. La mayoría de los cargamentos de droga que entraban en el país lo hacían en algún Lombard original. Bien fuera por tierra, mar o aire. Paul Lombard había nacido en Moanda, una pequeña localidad del interior de Gabon. Nunca vio el mar pero podía describirlo a la perfección. Había escuchado a su abuelo contar la anécdota de cuando lo vio por primera vez tantas veces, que de alguna manera, a la muerte de éste, decidió quedársela como herencia. "Esa inmensa masa azul le hacen a uno darse cuenta de la dimensión ridícula del humano en el mundo", solía decir. "Aterra pensar que, si quisiera, podría tragarnos en un instante sin apenas pestañear y el mundo seguiría girando sin derramar una lágrima". Su abuelo había sido un buen hombre, demasiado trascendental para una realidad que le invitaba a una insignificante vida interior. Pero así suelen ser los genios, y pocos sabían verlos.
Tic-tac, tic-tac continuaba insistente mientras ella permanecía embobada ante él tratando de acompasar sus latidos al elegante segundero que, con precisión milimétrica, medía algo tan inexistente como el tiempo. Se vio reflejada en el cristal que protegía las agujas. Demasiado pálida y cansada. Cómplice con el reflejo, asintió, como permitiéndose secretamente un instante de abandono y pérdida de fuerza, y bajó la mirada al péndulo de plata. Sonrió timidamente mientras pensaba en cuanta gente habría, como ella, establecido ese instante de armonía con ese reloj. Al fin y al cabo, formaba parte de la exposición permanente de aquel museo. Mucha gente habría pasado ya ante él. Quizás, aquél Lombard, había sido tallado con la única virtud de conseguir ser cómplice. Bien fuera del narcotráfico, bien de la mirada perdida de una mujer, que como Laura, había perdido la espranza.


jueves, 18 de febrero de 2016

CUENTOS MÍNIMOS IV

- Entró en calor poco a poco. Ligeramente se fue enfadando. Intensamente sintió no aguantar más y explotó blanca e irregular. Un instante después estaba viendo una película mientras aquellos tortolitos le usaban de excusa para besarse por primera vez

- Y en cuanto se le secaron los ojos por completo comprendió que empezar por fin a llorar era la mejor opción

- Era una casa pequeña en un bajo, con barrotes en las ventanas y comida a sus patas. Aquel canario, no tenía más opciones

- Sacó el arma de su bolsillo. Metió las balas una a una. Cerró el tambor y lo hizo girar mientras con la mirada perdida apuntaba hacia el techo de su paladar. Disparó y el telón bajó. Era un excelente actor

- Año nuevo, vida nueva- le dijo convencido el 31 de diciembre al 1 de enero mientras éste se reía

- Confundido, insistió en que él no sabía nada por viejo si no que lo sabía todo por diablo

- ¡Quien bien te quiere te hará llorar! - dijo el sumiso convencido de que se lo merecía

- ¡Mira, otro que pone cara de creer entenderme! - pensó el incomprendido cuadro abstracto de la galería

- Acercó tímida su nariz e inspiró profundamente. ¡Huelo mal!¡me tenía que haber duchado!, pensó la insegura rosa

- ¡Algo es algo!, dijo un peine al ver el abrigo con borrego del calvo

- Y echó tales llamaradas de su boca, que nadie entendió que lo que aquél dragón quería era tan sólo hablar con alguien

- Tiró con fuerza de ella que, lejos de salir de la roca, parecía agarrarse más. Ella no era una fresca, no se iba con cualquiera. Era una espada muy selectiva.

- Volvió a empujar la puerta indignado y escuchó cómo decían:" habrá sido una corriente de aire". Aquel fantasma ya no sabía qué hacer

- Bajó a galope por la ladera, disfrutando del amanecer que ante él tenía lugar cuando una certera flecha le atravesó el corazón, tiñendo de rojo partes del cielo

- Sopla con fuerza mientras pides un deseo, le dijeron sonrientes. Ella, cerró los ojos y pensó: deseo no necesitar desear nada

- Y saltó tan alto la rana, que nadie se atrevió a recordarle que era tan sólo una culebra

- De la biblioteca, comenzaron a caer lágrimas. Pocos sabían que cada vez que un autor moría, sus libros lo sentían

miércoles, 17 de febrero de 2016

UNA VISITA INESPERADA

¡Regálame otra sonrisa bonita!, le dijo la dentista mientras sonreía, de medio lado, con una de esas sonrisas que cualquier paciente, cegado por el temor, interpretaría como maliciosa. Siempre había tenido mucho miedo a los dentistas. Las pocas veces que de pequeño había tenido que acudir al mismo habían sido una verdadera pesadilla. Aunque quizás no habían sido visitas tan dramáticas, pero con el altavoz de los temores de un niño asustadizo, todo resultaba inevitablemente terrible en su recuerdo. Le picaba la nariz. Odiaba que le ocurriera eso mientras estaba echado en aquella butaca verde, de largos brazos y metálicas turbinas. No sabía qué hacer. Sentía cómo poco a poco el picor iba creciendo y apoderándose de su diminuta nariz. Le parecía mentira que un estornudo tan grande cupiera holgadamente en una nariz tan pequeña. Odiaba ese picor. Duraba demasiado y nunca sabía cuándo avisar a la dentista para que se apartara a tiempo. Cada parte de su cuerpo se ponía en tensión. Cerraba los puños con fuerza, como queriendo contener las ganas de gritar. Tragaba saliva con torpeza, como queriendo no molestar con su lengua el meticuloso trabajo que se estaba realizando. Abría grandes los ojos como intentando que la dentista leyera en ellos un sincero "siento si no te estoy dejando hacer bien tu trabajo", pero generalmente ella, tarareaba distraída las canciones que sonaban en la radio. Sin embargo, aquella visita estaba resultando algo diferente. De alguna manera, sentía menos picor, aunque quizás fuera sencillamente que sentía menos miedo. En realidad, ahora que lo pensaba más pausadamente, nunca había sentido dolor allí. No tenía sentido temer ese lugar. Era sólo un lugar en el que había decidido permitirse, en cierto modo, dejar de lado el autocontrol y dar rienda suelta a fantasmas que, bucólicos, asomaban a la ventana de aquellos momentos. Se sorprendió pensando que quizás, ir al dentista no tenía por qué ser una pesadilla. Nada malo o temible ocurría en realidad, y si lo hacía, siempre era bajo anestesia y con un mimo excepcional. Nada que temer, se dijo mientras sentía que el picor desaparecía por completo. Abrió los ojos, como queriendo revelar de un solo vistazo de pupila su nueva condición a la dentista. ¡Míreme, soy un paciente sin miedo! parecía que gritaba. ¿le hago daño?¿está bien? preguntó ella. ¡Si!¡Ya nunca más sufriré! gritó enérgico en su interior mientras su pulgar se elevaba tímido en señal de aprobación y su garganta emitía estúpidos sonidos guturales que ella, con infinito mimo, aceptó como respuesta.